Reflexiones {Libre}

Acababa de llegar de mi misión por Tokyo. Allí me había encontrado a dos princesas del clan rumano. Una de ellas, Anastasia, no parecía tener muchos motivos contra nosotros. Pero no llegaba a fiarme. Especialmente de Stefan, Vladimir, Alejandra y Nicolás. Y Tepes. Este era especialmente peligroso. Pero no iban a tener nada que hacer si intentaban derrocarnos. Nada.
Pero no era esa la razón que me había traído a la... catedral de Volterra. Sino todas las cosas que había estado reflexionando mientras estuve allí.
Religión. Esa fue la única excusa que los humanos necesitaron para condenarnos a Alec y a mí a la hoguera.
Avancé por el pasillo de la izquierda y me paré delante de una estatua de Jesucristo clavado en la cruz. ¿Qué podía tener él tan importante como para que, por su culpa, hombres y mujeres acusados falsamente fueran condenados a morir? Encima de una manera tan terrible y dolorosa. Aún recordaba la horrible sensación que supuso para mí ser quemada viva. Mi último y mi peor recuerdo... Y por supuesto, Alec estaba allí.
Le di un par de golpes a mi cabeza. No, no iba a pensar en él ahora... ¿para qué?
Continué avanzando por la basílica. Una música sacra de fondo sonaba y me hacía estremecer. Solté un bufido de desprecio. Humanos. Muchos necesitan de... esto para convivir consigo mismos.
Llegué al fondo de la iglesia, al pasillo principal. Un enorme rosetón me iluminó con ayuda del Sol y reflejó cientos de colores sobre mí, haciendo brillar mi piel de mármol. No parecía haber nadie allí, pero me retiré por si acaso.
De pronto me percaté de que ya no estaba tan sola. Alguien acababa de hacer crujir la puerta de la entrada a la catedral, y su efluvio me rodeó...

Después de mi encuentro con Kimara en el castillo decidí salir a despejarme un poco;la ciudad estaba casi sola, algo que me pareció completamente extraño ya que siemrpe estaba abarrotada de turistas. En fin, ocmo si me importase...Caminaba por los callejones con mi capa a cuestas hasta que llegué a la basílica.¿Entrar a ver a Dios? no creía en el. Nunca había creido,nisiquiera cuando era humano,pero algo me decía que entrase. Asi lo hice & mientras abría la puerta un efluvio golpeteó en mi cara: alguien más estaba ahi.
-Jane...-murmuré en voz baja mientras entraba & miraba a la gemela.

Sonreí al ver que era Demetri quien había entrado allí. La verdad es que sí me apetecía hablar con alguien.
- Demetri -le saludé neutralmente, algo que ya venía implícito en mi forma de ser-. ¿Ahora te ha dado por la religión? -arrugué una ceja, aunque en realidad iba en broma. No veía a Demetri rezando, la verdad, aunque ignoraba qué motivos le habían traído hasta aquí.

Rodé los ojos al escucharle
-Oh si,ultimamente he tenido muchos problemas & vengo a ver si él...-señalé al Cristo crucificado-me los soluciona-contesté sarcasticamente-la verdad es que solo quería pensar un poco & este parece ser un buen lugar...¿Como ahs estado? hacia bastante que no te veía...-

- Pues... bien, supongo. Como siempre -pensé por un momento en serle sincera y decirle que, en realidad, me había muerto por dentro, que Alec y yo habíamos tenido problemas y que me sentía más sola que nunca... Pero no tuve valor para decírselo. Suficiente problema era ya que Kimara se hubiera enterado, como para contárselo a Demetri o los demás miembros. Aunque, ahora que lo pienso... Kimara estaba realmente enamorada de Demetri. ¿Se lo acabaría contando? Esperé que no fuera así. Tendría que aclararle ese punto en cuanto pudiera-. Acabo de llegar de una misión en Tokyo -añadí, para darle algo de realidad a mi mentira-. ¿A ti qué tal te ha ido?

-Tokyo?-pregunté mientras arqueaba una ceja-no sabía que se te hubiese encomendado irde hecho de un tiempo para aca no me entero de nada-resoplé-Mal...bien...no lo se-me encogí de hombros mientras me sentaba en una de las bancas.

Sonreí al escuchar su respuesta y me apoyé en una de las paredes de piedra cercanas a los bancos, quedándome de pie ante él, a un par de metros de distancia.
- Vaya, vaya. Esto no es algo que se oiga todos los días -comenté con diversión-. Se te ve confuso -añadí, para que me entendiera-. Muy raro. ¿Qué ha sido del Demetri seguro y arrogante que conocía? -podía tratarse de una ilusión mía, pero esa era la imagen que me había infundido: inseguridad.

Me crucé de brazos.
-No solo me veo..en verdad estoy confundido-admití; Jane aparte de mi compañera era mi amiga & en ese momento si necesitaba habalr con alguien-Ese Demetri se fue al demonio...-odiaba aceptarlo pero asi era. Seguia estndo en algun lugar de mi,aunque ya no tan presente como antes.

Las facciones de mi rostro debieron de emblandecerse de pronto. Verle así era raro, rarísimo, desde luego. Pero lo había admitido, además. Debía de tratarse de algo grave si le había afectado tanto.
- ¿Qué ha pasado? -le pregunté impregnando ahora mi voz de confianza. Necesitaba urgentemente que se le escuchara, hasta un inútil humano se habría dado cuenta.

-Me siento como un completo idiota,Jane...-murmuré mientras mie llebava las manos a la cabeza-¿Recuerdas lo que había pasado entre Kiamra & yo antes de que ella se fuera de la guardia?-pregunté,suponiendo que se acordaría ya que fue uno de los temas más sonados en su momento-Ahora que ha vuelto creo que...me he enamorado de ella-por una parte odiaba sentirme asi,tan fragil..tan humano.

Entorné los ojos al escuchar sus palabras. Vaya. Así que era eso.
- ¿Y qué problema hay? -no alcanzaba a entender qué podía tener eso de malo. Kimara seguía enamorada de él. Podía incluso apostar a favor de que no le había olvidado un solo minuto durante los años que había durado su ausencia-. ¿Acaso es ella ahora quien te ha... rechazado? -pronuncié la palabra con cuidado, por si había sido así. Aunque el mero hecho de pronunciar la frase me sirvió para darme cuenta de que no era así. Por favor, era absolutamente incoherente. Pero ¿qué podía haber en todo esto que le angustiara tanto si no era un rechazo?

Negué meneando la cabeza.
-No,no me ha rechazado...de hecho me ha dicho que me sigue amando pero...-tragué saliva-es solo que esto es nuevo para mi,nunca, en todos mis años me había sentido de este modo...-estaba temeroso en ese punto.

Le escuché cn atención y avancé hasta quedarme de cuclillas junto a él.
- ¿Es todo? -le pregunté extrañada. No, desde luego este no era el Demetri de siempre-. Lo siento si te ofendo, Demetri, pero lo cierto es que estás angustiado por una tontería -le dije con tono ligero. El pobre se estaba montando una película tremenda él solo. Después, continué más seria-. Vas a tener obstáculos con Kimara, como los hay en todas las relaciones -expliqué-. Lo último que necesitas es ponerte a ti mismo de obstáculo, ¿no crees? Además, tú la quieres y ella a ti también. No tienes motivos para temer -apunté.

-Estoy consiente de que es una reverenda estupidez sentirme asi pero creeme que no peude ser de otro modo, al menos no de momento...ella aun esta insegura en ciertas cosas & me ha pedido tiempo,encima está Cain...-callé unos instantes-a veces quisiera que no fuese mi hermano-murmuré en voz baja.

A veces quisiera que no fuese mi hermano. Dios mío, la de veces que yo misma habría repetido esa frase. Probablemente nadie le entendía mejor que yo en ese aspecto, aunque su situación con su hermano fuese bastante diferente de lo que era con el mío. Bastante diferente.
- ¿Caín? -pregunté extrañada-. ¿Qué tiene que ver él en esto?

-Es lo mismo que me pregunto yo..-comenté-segun Kimara,él no está de acuerdo con lo que hay entre nosotros, cosa que a mi no me interesa,pero ella dice que es de su familia & primerp tiene que consultarlo con él & estoy seguro que se opondrá totalmente solo por molestarme...siempre ha sido asi-me encogí de hombros;la verdad era una de las mil cosas que poco me importaban-pero bueno,solo el tiempo dirá...ahoria dime ¿que te pasa?-pregunté mirandola a los ojos.

Arrugué una ceja, fingiendo sorprenderme. Vaya. Desde luego no servía para ser actriz.
- ¿A mí? -pregunté como si no supiera de que estaba hablando. ¿Tendría fuerzas para abordar este tema con él? No estaba segura, así que me limité a hacerme la loca-. Nada, ¿por qué lo preguntas?

Rodé los ojos.
-¿Nunca has pensado en tomar unas clases de actuacion?-pregunté en broma pero con tono serio-Muñeca diabolica,te conozco desde hace siglos & no puedes engañarme...sé que te pasa algo...-afirmé seguro-pero si no quieres contarme...-terminé por decir.

Suspiré. Definitivamente no podía mentirle.
- Tendré que apuntarme a clases -bromeé y sonreí, aunque con esa clase de sonrisas que inspiran tristeza más que felicidad-. Digamos... digamos... que últimamente he tenido problemas con Alec -resumí. No iba a mentirle, pero no me gustaba hablar de mis asuntos personales (y mucho menos cuando estos asuntos me averguencen), y decidí dejarlo en una verdad a medias.

-Alec...-repetí el nombre del gemelo con cuidado...-lo había notado,pero no había querido preguntarte nada antes...pensaba que se trataba de una boba pelea de hermanos,pero ya veo que no-

Mi única respuesta fue un encogimiento de hombros. Una pelea de hermanos. Madre mía, lo que daría por que fuera tan solo eso. Una de esas peleillas que a veces tenía con él... Pero no, no era eso. Y ya me temía que nunca jamás volvería a pelearme de esa manera con Alec: esa manera que enrabieta a los hermanos y, aún así, demuestra su afecto mutuo. Porque lo que ahora sentíamos el uno por el otro no era solo afecto... Al menos por mi parte, claro. Jamás olvidaría su último gesto de indiferencia mientras salía del despacho de Aro. Cómo me gustaría que las cosas fueran diferentes...

-¿Porque no dejas todos los prejuicios de lado & tratas de ser feliz?-solté de golpe mientras le miraba.

Los ojos se me abrieron de pronto por el susto. ¿Eso quería decir... que lo sabía? ¿Sabía la clase de problemas que tenía con Alec? No podía estar segura, pero caminé por terreno seguro.
- ¿A qué te refieres? -pregunté con la mayor indiferencia de la que fui capaz. No sabía muy bien cómo se había enterado. Si Kimara le había contado algo, me iba a oír.

Resoplé.
-Vamos Jane,puedo ser todo lo que quieras pero no soy idiota,me doy cuenta de las cosas & desde hace un tiempo he notado que entre Alec & tú hay algo más que una simple hermandad...-si bien no eramos grandes amigos bastaba solo con observarlos un momento para darse cuenta de lo que sentían el uno por el otro.

Arrugué una ceja con resentimiento. Este iba a ser mi fin. ¿Cuántos Vulturis no se habían enterado aún? Tendría que empezar a barajar la posibilidad de contárselo a Aro directamente antes de que se enterase por otras personas.
- Ya veo -fue mi única respuesta; realmente no se me ocurría qué decir.