Paseando [Libre]

A Aro no le gusta que salgamos mucho por la ciudad. Prefiere que pasemos desapercibidos, que formemos parte de Volterra sin querer parecer sus dueños. Algo francamente estúpido pues, ¿acaso no lo éramos? Sin embargo, podía entenderlo. La mejor manera de guardar un secreto como el nuestro era no hacernos notar mucho.
Sin embargo hoy... Hoy... Lo necesitaba.
Alec abarcaba todos mis pensamientos. Era imposible sacármelo de la cabeza, y pensé que tomar un poco el aire -y ya de paso pillar a un humano desprevenido o muy borracho- me haría olvidarme de él, aunque sólo fuera un rato.
De pronto capté un olor familiar. Arrugué la nariz. Al parecer, no era la única a la que le había apetecido hoy salir a dar una vuelta.
Corrí rápidamente hacia su posición y me planté a unos metros de ella.
Pensé en reprocharle que estuviera aquí afuera sin permiso, pero no era la más indicada para hacerlo. Éramos hijas del mismo pecado.
- Buenas noches, Diana -saludé con mi tono neutral-. ¿Cómo tú por aquí esta noche?

Yo también arrugué una ceja. Quizá era egoísta que la odiara porque ella podía tener ese tipo de relación con Alec que yo jamás tendría. Pero nunca he tenido fama de ser buena persona, y no iba a empezar ahora.
- Más de lo mismo -comenté sin dar muchos detalles-. Sabes que no puedes salir mucho del castillo sin el consentimiento de Aro, ¿verdad? -supuse que sí lo sabía, pero como veterana en la guardia formaba parte de mi cometido recordárselo.

Me encogí de hombros con indiferencia.
- No -respondí-. Supongo que no.
Di un salto y me senté en el alféizar de una ventana de la calle. Solía hacerlo a menudo. No sé, me parecía divertido. Era inevitable que siguiera siendo un poco cría después de todo.
De nuevo volví a hablar con seriedad. No era que me sintiese especialmente seria en aquel momento -si bien cerca de ella no podía evitar estar un poco tensa-. Pero bueno, yo soy así.
- Dime una cosa, Diana -aunque no podía evitar mi curiosidad. En su momento, Kimara se había hecho la interesante y se negó a responderme-. ¿Cómo os ha dado a Caín, Kimara y tú para volver aquí, a Volterra?

- Ajá -respondí. ¿Así que era solo eso? ¿Kimara había estado echándole tanto misterio para eso? Arrugué una ceja pensativa. Quizá sí solo fuera eso, y hubieran sido paranoias mías. La vida de un vampiro como yo resulta tan aburrida a veces que busca la diversión donde no la va a encontrar-. Entiendo -y añadí-. Caín es un tipo muy extraño -aunque sin echarle mucha importancia, sí lo era, pero ¿acaso los demás no éramos extraños también?

- No, lo cierto es que no -y reí también. Pobres humanos. Si supieran que deambulan por las calles unos vampiros... Ni me quiero imaginar sus rostros asustados. Muy divertido-. Supongo entonces que la vida como nómadas no estuvo tan bien...

- Ya veo -yo nunca he sido nómada, pero tampoco me atraía demasiado la idea de ir vagando por ahí, buscando alimento. Como animales. Me parecía degradante.
Después di un largo suspiro.

- Sí, claro -respondí enseguida. Aunque en realidad me preocupaba sobremanera. Me preocupaban ella... y Alec. Quería pensar que lo que había oído sobre... sobre ellos era mentira. Pero en aquel momento no me sentía con fuerzas para abordar el asunto.

Fruncí el ceño
--¿Y cómo te ha ido?--pregunté sonriendo

OFF: Siento la tardanza xD

- Pues... Bien. Supongo. Asuntos de los rumanos y los egipcios a parte, como siempre. Quizá todo esto haya sido bastante monótono, pero tampoco me quejo -comenté. Por supuesto me encargué de omitir lo ocurrido con Alec; realmente eso era lo único que se había salido de mi rutina-. ¿A ti qué tal te ha ido?


Off: Tranqui

--Pues ni muy bien... ni muy mal... eso de la vida nómada ya me tenía hastiada, pero eso de sus conflictos con los rumanos se sabe por todas partes, entre nosotros, claro--comenté--¿Y Alec?--pregunté

Sonreí con curiosidad. Entonces era cierto... Diana estaba realmente interesada en mi hermano. Pero, ¿hasta qué punto?
- ¿Alec? -repetí, haciéndome la tonta-. Oh, pues bastante bien. Se sorprendió mucho cuando volviste, ¿sabes? -le confesé-, creo que no esperaba volver a verte -aquel comentario no lo hice sino para ver su reacción. Si le preguntaba directamente, no me respondería. Quería verlo con mis propios ojos.

Vaya. Entonces tenía razón. Estaba intentando por todos los medios hacerse la indiferente... pero, ¡por favor! Hasta un hombre cualquiera se percataría de su interés.
- Oh, vamos -le dije con una sonrisa y un tono de voz que casi se podría considerar amigable-, ¿de verdad no sientes nada de curiosidad por Alec? -no estaba muy segura de cómo me estaba empezando a dar por el masoquismo... pero así era.

Tal vez, repetí en mi fuero interno. Debería haberme ido entonces, pero yo continuaba con mi masoquismo, locura o lo que fuese. Ya ni me importaba.
- Vaya -murmuré-. [color=cyan]Qué interesante[./color]

- Pues... No -mentí-. Ahora mismo no me interesa nadie. Creo que será mejor centrarsr en el tema de los rumanos y los egipcios -argumenté. Desde luego esa era una buena excusa.