Solo en casa -[+18]

Era algo tarde, ya había anochecido y la luna estaba en el firmamento y la observaba atraves de las ventanas del salón, aquel salón que alguna vez había alojado grandes fiestas durante nuestro reynado, sin embargo eso ya había pasado.
No sabía bien si había alguien más en casa. Me recargué en el marco de una de las ventanas del enorme salón, con las manos en los bolsillos, observando el cielo nocturno, en silencio, perdido en mis pensamientos.

Seguía perdido en mis pensamientos cuando de pronto sentí que alguien entraba en el salón. Era un efluvio muy familiar.
Una leve sonrisa curvó mis labios mientras me volvía para encontrarme con la mujer a la cual le debía mi felicidad.

-Hola, cariño-saludé sonriendo mientras me acercaba a ella. No solía ser demasiado efusivo, sin embargo me gustaba demostrarle cuanto la amaba cada vez que tenía una oportunidad.

Sonreí correspondiendo su abrazo, acoplando mis manos a su cintura y acercandola a mi. Respondí igualmente su beso, sin embagro podría decirse que aun continuaba algo distraido y ella lo notó.
Sonreí de lado ante su pregunta.
-No es nada, mi amor-respondí sonriendo-Tan solo pensaba. Pero dime ¿Dónde te habías metido?-pregunté sonriendo, habíamos pasado ya unos días separados y, aunque no lo pareciese, cuando eso pasaba era casi un infierno para mi-Te extrañé tanto

Sonreí al sentir sus manos alrededor de mi cuello y su cabeza en mi hombro. Mi sonrisa se desvaneció un poco al escuchar su respuesta, sabía bien que era necesario y que ella era una mujer fuerte pero eso no podía evitarme la preocupación de que algo le llegara a pasar. Sin embargo mi sonrisa volvió al escuchar su peteción.
-¿En qué más podría estar pensando sino en tí?-dije sonriendo dulcemente y besé su frente-No hay nada que perdonar-dije sin dejar de sonreír.

Siempre me había gustado el sentir sus manos acariciandome, a cada roce de nuestras pieles sentía una especie de corriente recorrerme la espalda hasta al punto que ella tocaba.
Respondí su beso con dulzura y delicadeza. Sonreí ampliamente cuando nos separamos. Sin embargo mi sonrisa se borró de mi rostro al escuchar sus palabras. Solté un suspiro.
-No es nada importante, mi vida-volví a asegurarle-Tan solo recordaba viejos tiempos y pensaba en los tiempos venideros. Ya sabes que me pongo a pensar tonterías cuando no tengo nada más que hacer-dije sonriendo-Pero eso ya no importa. Ahora mejor disfrutaré de la compañía de la mujer más hermosa del mundo-dije acercandome para besar nuevamente sus labios.

Sonreí mirandola a los ojos. La amaba tanto, solo con ella me sentía completo, sentía que por fin la vida eterna tenía motivo y era el estar a su lado.
Solté una risita divertida.
-Así será-respondí sonriendo-Será la más hermosa de toda la historia-dije y fui sorprendido por sus labios, respondí el beso sin dudarlo un minimo segundo.
Le miré alejarse un poco. Me encantaba ver esa alegría en su rostro, la verdad me encantaba todo de ella.
Escuché su propuesta sonriendo. Hacia tanto tiempo que no bailaba pero no por eso había olvidado como hacerlo.
Arreglé bien la solapa de mi saco y me acerqué a ella, haciendo una reverencia y ofreciendole una de mis manos mientras la otra la mantenía detrás de mi espalda.

-Me haría el honor de concederme una pieza, duquesapregunté de manera galante, como solía hacerlo en los tiempos de antaño.

Entrelazé mi mano con la suya mientras la otra la colocaba en su cintura, acercandola a mi. Entocnes fue como si regresara en el tiempo, a alguno de aquellos bailes que alguna vez alojó ese salón. Era casi como si pudiera ver a las demás personas bailando, como si pudiera escuchar la música, aquella lenta melodía que las parejas solían bailar, solo había una pequeña diferencia, ahora yo estaba con la mujer que amaba, no como en el pasado que estaba solo.
Sonreí al notar su insistente mirada sobre la mía. Los rayos de la luna entraban por las ventanas del salón, haciendo que su piel despidiera pequeños destellos, haciendo que se viera más hermosa de lo que jamás me imaginé.

-Si me permite decirlo, se ve hermosa esta noche-dije sonriendo mientras bailabamos al ritmo de una melodía imaginaria.

Jamás había sido tan feliz en toda mi existencia como lo era a su lado. A veces no me creía merecedor de tanta felicidad.
Me gustaba su cercanía, el sentir que anda nos separaría jamás.
Nuestros labios volvieron a encontrarse mientras seguiamos moviendonos.
Adoraba su sonrisa, eso era un hecho, sin embargo parecía preocupada y su pregunta me lo confirmó todo.
-Nada podría arruinarlo jamás-le aseguré. Dudé unos segundos antes de preguntar-¿Qué es lo que te preocupa?

La conocía y sabía que cuando yo me ponía así de pensativo ella se preocupaba demas por mi. Sonreí, me era imposible no hacerlo mientras estaba a su lado.
Tomé su mano y la llevé hasta mis labios para besarla.
Hize un gesto pensativo antes de responderle.
-Algo para compensarlo-murmuré sonriendo-Sí, hay algo-dije acercandome más a ella-Quedate a mi lado-susurré mientras besaba nuevamente sus labios, pero esta vez infringiendo un poco más de pasión al beso.

Sonreí saboreando el exquisito sabor de sus besos. Amaba esa conexión entre nosotros, practicamente podiamos comunicarnos sin necesidad de utilizar palabras, con una mirada, con una sonrisa, con una caricia.
Aferré mis manos a su cintura, acercandola lo mas posible a mi, no quería que se alejara ni un centimetro de mi.
-Te amo tanto-murmuré contra sus labios para después comenzar a besar suavemente su cuello, bajando lentamente por el.

Cuando estabamos juntos todo me parecía simplemente perfecto. Era como si nada más existiera, nada más que nosotros dos.
Solté una risita divertido al sentir como comenzaba a besar la linea de mi quijada.

-Mmm, pues yo no lo creo así-respondí sonriendo sin dejar de besarla, besaba sus labios, sus mejillas, su cuello mientras mis manos paseaban por toda su espalda, pegandola a mi y dibujando pequeñas figuras.

-Será todo un placer-susurré en su oido de manera seductora mientras me dejaba guiar por ella hasta el marco de la puerta. Sonreí sintiendo sus labios rozar mi piel.

Tomé delicadamente su rostro para poder besar sus labios nuevamente pero esta vez entregandole toda la pasión que sentía por ella. Mordí levemente su labio inferior antes de separarme de ella para seguir besando su cuello, intercalando una que otra mordida furtiva entre mis besos mientras mis manos se aferraban firmemente a su cintura, evitando que se separara de mi ni un solo centimetro.

Seguí besando su cuello con lentitud y pasión a la vez.
-Siempre te haré más feliz de lo que puedas llegar a imaginar-le aseguré entre besos y caricias.
Sentí sus manos correr por mis hombros y tratando de deshacerse de mi chaqueta asi que le ayudé a quitarmela sin dejar de besarla y dejando la chaqueta caer al piso.
Una de mis manos se aferró a su cintura mientras apoyaba la otra en la pared, eso si sin alejar mis labios de los suyos ni un segundo. Comenzé a pasear mi mano por su espalada, comenzando a deshacerme de su vestido.