Despacho de Aro (Jane priv.)

Era un dia soleado bello para los humanos para mi un asco odiaba el sol ya que no me permitia salir del castillo, ya que no me gustaba estar ahi sabiendo lo que me pasaba por la mente, algo que no era totalmente adecuado para ninguno, solo por mi menete pasaba una persona Jane y no como mi hermana si no como algo mas, ya que desde hace unos mese para aca mi comportamiento hacia ella habia cambiado mucho ya no la veia como la enana feo y enfadosa, como mi hermana si no como algo mas, algo que era nuevo para mi, sus sonrisa fria y llena de maldad hacian de mi vida la mejor pero no sabia el por que....

Asi que decidi enscerrarme en el despacho de Aro sin antes pedrile autorizacion inventandole que queria leer algunos libros..

Hoy hace un día soleado y espléndido... Pero no para mí, claro. Un día de Sol para un Vulturi significa reclusión en el castillo hasta el anochecer. Suena aburrido, ¿verdad?
Pero hoy mis ansias de salir a la calle no venían precisamente de aburrimiento. Lo necesitaba. No podía quedarme aquí encerrada. Cada minuto del día lo pasaba pensando en él, y entre tanto y tanto me odiaba a mí misma por amarle de aquella forma. Ya no se trataba del amor fraterno que, de alguna manera, siempre había sentido por mi gemelo. No, ya no era esa clase de amor, sino uno muy distinto.
Y temía como jamás había temido a nada encontrarme con él. No quería tener que cruzarme con él, no tenía fuerzas para mirarle.
Por esa razón marché al despacho de Aro, confiando que se encontrara allí. Toqué la puerta un par de veces y entré.
Y precisamente,allí estaba él. Tan hermoso como siempre.
- Hola, hermano -murmuré cabizbaja; fue lo único que se me ocurrió decir. ¡Precisamente él!

Segun yo habia escogido el perfecto lugar para no encontrarmela, pero su efluvio llego a mi antes de que tocara y entrara fingi estar leyendo un libro y en cuento entro no pude evitar verla sin soltar el libro se veia tan hermosa como siempre con ese andar suyo que la hacia unica entre todas, escuche su saludo odiaba que me llamara hermano, por que llamarme asi?, si bien veia que no la veia como tal, tal vez no le habia expresado completamente mis sentimienton pero no era tonta y sabia lo que ocurria...

-Hola

Respondi sin dejar de mirarla, esta vez deje el libro aun lado

-Como estas?

Fue entonces cuando caí en la cuenta de que hacía ya mucho tiempo que no le veía. ¿Cuáto? ¿Días? ¿Semanas? Él no había salido de mi cabeza ni un instante, pero sí que no té la gran diferencia entre imaginártelo y verlo con tus propios ojos.
- Bien... Supongo -dije mientras me toqueteaba uno de mis mechones del pelo. Ahora me sentía tan extraña con él a mí lado... Y era raro, porque siempre me había sentido bien junto a él. Sabía que el hecho de que nos... nos... amaramos, cambiaría para siempre nuestra situación-. ¿Y tú? -hacía tanto que no le veía; después recordé que estabamos en el despacho de Aro-. ¿Qué haces aquí?

Vi como tocaba su cabello algo que me gustaba que hiciera la hacia ver tan bella tan unica, algo que yo solia llamar era ser sincero ya que no podia callarme lo que pensaba o sentia

-Mal

Le respondi y escuche su ultima pregunta y me puse de pie, camine hacia donde estaba ella parada y me puse enfrente

-Por que crei que aqui no te veria

Arrugué una ceja. Sí, en el fondo tenía razones para estar enfadado. ¿No había sido yo acaso quien le había pedido distancia?
- Pues... mal creído -le respondí con frialdad. No era que yo me hubiera enfadado con él. Simplemente, ser fría viene incrustado en mi personalidad.

Su frialdad era algo normal en ella asi que no me sorpendia, me acerque a ella tomandola de los hombros era habalr con ella ahora que no habia nadie y nunca pasaria, la mire a los ojos

-Jane, por que hacemos esto?

Antes de que me dijera algo continue

-Se que no es correcto lo que sentimos pero debemos aceptarlo, y hacer caso omiso a lo que digan los demas

- Alec... -murmuré. Se le veía tan seguro de sí mismo... Me dio la impresión de que sus palabras, de alguna manera, podían ser ciertas. Y realmente, durante unos instantes sí que creí lo que me decía. Pero acto seguido la Jane racional hizo acto de presencia, e intenté de hablar lo más neutralmente que pude, como si aquello no me importara. Aunque sabía que mi intento había sido en vano-. No, Alec. No podemos hacerlo.

Dudaba de mis palabras yy no entendia el por que siempre habia sido sincero con ella y ahora mas, este sentimiento era inutil no podia sacramelo apesar de que lo intentaba no podia, seguia sin soltarla mis manos bajaron de sus hombros a sus manos

-Jane, claro que podemos

Subi una de mis manos a su rostro y acaricie su mejilla

-Jane yo.. ye te Amo

Le dije sin temor a nada

Emití un grito ahogado y sentí cómo los ojos se me abrían como platos. No es que me pillara de sorpresa, yo ya lo sabía desde hacía tiempo. Se trataba del hecho de que no podía ser. No podía ser. No podía ser, y aun así él me lo dice, tal cual. Yo te quiero. Sentí una conmoción interna especial que hice lo posible por ignorar.
Cerré los ojos y respiré un momento. Como si el hecho de no verle pudiera tranquilizarme o ayudarme a pensar mejor.
Me zafé de sus manos y avancé por la sala hasta llegar a la mesa de Aro, apoyandome en esta y quedándome de espaldas a él.
- En ese caso, deberías olvidarte de lo que... sientes -le sugerí. Realmente eso era lo más sensato-. Es una estupidez y una locura, Alec.

Observe su reaccion era lo que esperaba pero o que no queria que pasara, camino hacia la sala y se recargo dandome la espalda solo me limite a agachar la cabez ante su rechazo, como me pedia eso, ya lo habia hecho alejandome unas semnas de ella, saliendo mucho pero entre mas me intetaba alejar mas me enamoraba de ella, mas la extrañaba, mas deceaba tenerla cerca de mi

-Jane entiende no puedo

Respondi y alze la mirada y de la nada ya estaba enfrente de ella, con mis manos tome su rotro

-Jane yo te amo y no dudo en lo que siento no quiero darme por vencido, se que tu sientes los mismo por mi pero te da miedo aceptarlo

Me acerque mas a su rostro quedando a centimetros de ella

-Jane, lo nuestro ya no es hermandad ya deberiamos dejar eso atras por favor dime que me amas

Me acerque y bese sus labios

Y de pronto... me besó. ¿Cómo se suponía que debía reaccionar ahora? Decidí no pensármelo y simplemente actué por instinto. Rodeé su cuello con mis brazos y respondí a su beso con pasión. ¡Cuánto tiempo llevaba ansiando este momento una parte de mí! Una parte de mí. Pero, ¿y la otra?
Me separé de él con delizadeza y deslicé mis brazos hasta sus manos, de nuevo, sin abrir los ojos. No tenía fuerzas para verlo. No podía mirarle a los ojos si quería convencerle de que no podíamos estar juntos.
- Alec puedo entender que te hayas encaprichado conmigo y que creas que no puedes... -abrí los ojos, pero ahora tenía la mirada baja-. Pero yo tampoco puedo olvidar que somos hermanos -levanté la mirada y le miré fijamente, procurando no enseñarle mis emociones-. Tienes que intentarlo. Por tu bien.

Me correspondio al beso ahi solo me demostro que sentia lo mismo que yo, rodee su cintura con mis brazos pegandola mas a mi no queri alejarme de ella el beso era lleno de pasion y aunque no lo negara tambien de amor, ese beso me hizo ver que ella estaba enamorada de mi al igual que yo de ella, se alejo sin abris los ojos soloo me limite a mirarla

-No me encapriche, me enamore al igual que tu de mi

Le susurre sin soltar sus manos

-Tenemos que olvidar lo que somos y ser felices

Retiré mis manos de las suyas inmediatamente.
- No vuelvas a decir eso -le dije muy seria. Después volví a mirarle, esta vez procurando ser lo más cuidadosa posible-. Alec. Soy tu hermana -le recordé-. No importan los siglos que pasen. Nada ni nadie puede cambiar eso. Y créeme cuando te digo que a mí también me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes... pero no lo son. Yo ya he aceptado que lo nuestro, a pesar de todo, es imposible. Y cuando antes lo aceptes tú también, menos sufrirás. Alec, por favor... olvídate de esto -una fina arruga de tristeza se dibujó en mi frente. Cuánto habría dado en aquel momento por que Alec y yo no fuéramos familia.

No podia aceptar lo que ella queria negue con la cabeza

-Jane a mi no me importa que seas mi hermana entiende yo solo quiero estar a tu lado hacerta la mujer mas feliz del mundo, por que te amo y se que tu me amas

Me acerque a ella tomandola del rostro

-Yo sin ti no soy nada por favor no megas esto, Jane yo te amo

La volvi a besar

Él volvió a besarme, pero en esta ocasión actué con la cabeza más fría y traté de apartarme de él en cuanto pude, lo cual no me resultó nada fácil, pues en el fondo ardía en deseos de besarle y no separarme de él nunca. Pero entendí que besarnos no hacia la situación sino más difícil.
- Alec... lo siento -murmuré en un susurro que un humano habría sido incapaz de escuchar incluso a pesar de encontrarse a tan pocos centímetros de mi rostro; pero que Alec, siendo un vampiro, debió escuchar a la perfección-. No puedo hacerlo Alec, no puedo -y me sentí afortunada de ser una vampiresa en aquel momento, pues mi condición me impedía llorar hasta en aquella situación, con sentimientos como el amor o la impotencia a flor de piel. Aunque eso no me impidió cubrirme el rostro con las manos, como si temiera que un milagro me devolviera la degradante capacidad de llorar en aquel instante.

La mire ante su rechazo, estaba lleno de dolor no queria alejarme de ella y su rechazo solo me partia en mil pedazos mi corazon bueno si asi se le podia llamar

-Y dime que quieres que haga, que me vaya con otras vampiras, con Renata, Heidi, Kiara o Diana

Me acerque a ella y tome su barbilla para que me mirara a los ojos

-Jane solo dime que no me amas y te juro que me alejare de ti para siempre

Que no le amaba... No me cabía semenjante atrocidad en la cabeza. ¿Cómo podía decir algo así? Pero de pronto lo vi claro.
Si trataba de dejarle claro que no quería estar con él podría olvidarse de mí y ser feliz con cualquier otra. Sabía perfectamente que yo jamás podría pensar en otro como pensaba ahora en Alec... Pero sería más llevadero pensar que al menos uno sí lo había conseguido. Si al menos sabía que él iba a ser feliz...
Iban a empezar días difíciles para mí, días, semanas, meses, años, décadas. Pero no me arrepentiría si él lograba ser feliz, si alcanzaba la felicidad con un amor posible. Esa era mi única prioridad en aquel momento.
- Yo... No te amo Alec -le dije con la mayor frialdad que pude, tratando de sonar creíble. Después me zafé de su mano en mi barbilla, tratando de darle más sentido a lo que acababa de decir.

Al escuchar sus palabras que habia negado su amor di un paso hacia atras, sento como un puñal penetrado en mi corazon a mi frio pero enamorado corazon, agache la cabeza lleno de dolor

-Esta bien me da gusto saber la verdad

Le respondi en tono serio pero demostrando que no me habia dolido aunque la verdad fuese otra

Me quedé un poco confundida antes su respuesta. Parecía como si no le hubiera afectado, como si acabara de decirle que hora es o el tiempo que haría esta noche. ¿Acaso le había malinterpretado? Quizá yo me había montado una película, por lo visto mi mentira de que yo no le amara no había influido mucho en él. Sin embargo, por supuesto, me aseguré de que él no se enterara de mi confusión.
- Bien -dije de nuevo con mi tono frío. Un tono que, ya me lo temía, me tendría que empezar a acostumbrar ante él-. Es todo, supongo.

La mire y me fue de nuevo a sentar

-Supongo

Le susurre volviendo a tomar el libro como si nada aunque por dentro moria

Observé cómo volvía a tomar asiento com indiferencia y pasaba a prestarle atención a un libro del que ni siquiera me molesté en leer el título. Sí. Definitivamente, me había montado una película yo sola; era evidente que él no sentía lo mismo por mí que yo hacia él. Sentí cómo mi alma -o lo poco que quedaba de ella- se partía a trozos. Debería sentirme bien, pues al final todo había sido un malentendido: todos mis temores acerca de lo que sintiéramos por el otro no habían sido más que una ilusión, al menos por su parte. Pero en realidad me sentía como una estúpida y una idiota.
Suspiré con dificultad y después dije:
- Bien -me giré y caminé hacia la puerta de entrada al despacho-. Buenas tardes... Alec -me despedí finalmente con el mismo tono que habría utilizado para hablar con un desconocido cualquiera: neutralidad absoluta.
Salí de la sala con toda la compostura de la que fui capaz. Ya en el pasillo, me quedé apoyada en la puerta un momento, con los ojos cerrados. Respiraba con dificultad y tenía una sensación como de ahogarme. Me pregunté si era eso lo que los humanos sentían cuando lloraban.
Después avancé por el pasillo aumentando el ritmo a cada paso, queriendo alejarme de allí cuanto antes. No sabía hacia dónde iría ahora. Ignoraba incluso mi posición en aquel momento: él acaparaba toda mi cabeza y yo, incapaz de luchar más, le dejé quedarse ahí, en mi imaginación, sabiendo que, ahora más que nunca, sería ese el único lugar donde podríamos estar juntos.

La vi salir y cerre el libro de un golpe, odiaba que fueramos hermanos no queria a nadie mas solo a ella lo unico que deceaba era estar a su lado pero no se podia y sabia que no uba a poder yo vivir con eso...