De ruta turística por Tokyo ~Libre~

Levanté una ceja al detectar otro olor vampírico. Este me sonaba más, era una rusa, por supuesto. Tatiana, pensé.
Me puse un poco rígida. Anastasia no parecía tener muchas intenciones de originar un enfrentamiento, pero no podía esperar la misma reacción de la hermana. Mierda, quizá debería haberme marchado tras acabar con la misión.
Sin embargo, al menos contaba con la protección de las multitudes en la calle... y mi don. No estaba de humor para peleas ya, pero no dudaría en defenderme. Y mi manera de defenderme suele doler bastante... eso me han dicho.
Tatiana se presentó ante nosotras y se plantó ante Anastasia, hablándola en forma de regañina.
- Buenas tardes -saludé con una sonrisa fría a la recién llegada, quien se había dedicado a ignorarme.

Me encogí de hombros. Todo el que me conocía bien sabía que mi comportamiento tendía a salirse de lo normal, de lo establecido en la corte rusa. Ahora que lo pensaba, puede que mi don me sirviese para gastar buenas bromas. Sí, esa era una idea genial.

- Si hay algo que puedo decirte sobre mí es que... todo lo que te esperes de un ruso, de un Romanov... no funciona conmigo - comenté - Soy totalmente impredecible.

Y no, no padecía esquizofrenia aunque a veces lo pareciese. Escuché una forma de referirse a mí que solo mi familia utilizaba y enseguida supe quién había hablado.

- ¡Tanya!

El protocolo generalmente indicaba que había que tener un comportamiento moderado. Para mí el protocolo era inexistente. En cuanto hube localizado a mi hermana no dudé en saltar encima de ella para abrazarla. Me encantaba ser la pequeña, podía permitirme ser infantil.

Me pegue un susto cuando salto encima mio, realmente no me sorprendia ese comportamiento infantil pero me habia pillado por sospresa. La abrace, pero enseguida me zafe de ella.
-Nos has pegado un buen susto a todos ¿lo sabias? Irte de rpente a Japon. Tienes ideas de bombero, Nast-le dije bastne seria pero esbozando una pequeña sonrisa.
Cada vez, se superaba a si misma. Realmente, temia hasta donde podia terminar

Me quedé mirando a las dos rusas con indiferencia. La escena parecía típicamente familiar: la heramanita mayor le echa la bronca a la menor. Todo un clásico.
Yo nunca tuve ese tipo de relación con Alec. Sí era cierto que somos gemelos y que... de alguna manera... le necesito para sobrevivir. Pero éramos más inependientes y solíamos tener el mismo trato que habrían tenido dos amigos de toda la vida. Aunque ahora ya ni siquiera podía esperarme ese trato de él. Ni siquiera eso. Sólo frialdad y hostilidad, y el trato cordial que dos conocidos con problemas que no desean resolver tendrían.
Sentí ensombrecerme ante mis pensamientos, pero traté de olvidarme de ello en ese momento, y continué observando a las hermanas Romanova.

- Oh, no seas tan exagerada, Tanya - dije alargando la pronunciación del "tan" - Si le hubiese pedido permiso a Nikolai para venir aquí, no me habría dejado.

Eso lo sabía perfectamente. Por nada del mundo me habrían permitido irme sola hasta Japón, aunque al parecer se habían enterado de mi escapadita y Tatiana había tenido que venir a buscarme.

Miré a la Vulturi, seguramente se estaba aburriendo con aquel inesperado reencuentro familiar.

-No te habria dejado por que es lo mas prudente. Y lo sabes-le recrimine por ultima vez mirandola fijamente.
Siempre igual, a estas alturas dudaba que cambiase alguna vez. Me gire hacia Jane, le esboce una pequeña sonrisa a modo de saludo.
-Jane.

Sonreí ante su saludo, aunque se trataba más bien de una sonrisa falsa, de esas que hay que dedicar a aquellos que precisamente no te caen muy bien.
Dejé que mi vista se perdiera algo así de un minuto por la ciudad. Tanto humano por aquí cerca me había despertado un apetito preocupante. Me relamí el labio con diversión.
- En fin, princesas -les dije-. Mi papel en esta ciudad ha terminado, por lo que me despido -hice una reverencia burlona-. Nos veremos... pronto -pronuncié la última palabra con la seguridad de alguien que sabe que, efectivamente, sería muy pronto. Y probablemente, no las vería solo para charlar.
Volví a sonreír con ironía y sarcasmo y me marché de allí confundiéndome con la muchedumbre, con el propósito de volver a Volterra, no sin antes hacerme con alguna presa que calmase mi sed.

Todos me trataban como si tuviese cinco años. Solté un bufido de resignación, asimilando que no me iban a dejar hacer lo que quisiese, por lo que tendría que hacerlo a mi manera y sin permiso.

- Adiós, Vulturi - dije cuando Jane anunció que se marchaba.

Por fin podría disfrutar de Japón con "tranquilidad" y cuando decía tranquilidad entre comillas, lo decía porque mi guardaespaldas particular estaría vigilándome para que no cometiese otra locura.

- ¿Has venido hasta aquí solo para buscarme?

Respondi con un saludo tras la despedida de mi hermana, para mirar a Jane marcharse para luego girarme de nuevo hacia Anastasia. La mire con cariño, mientras que le resto habiamos madurado ella seguia siendo la misma niña pequeña de siempre. A pesar de mis quejas constantes por ella , realmente si no fuera asi, si no cometiera las locuras que cometia no sabia lo que seria de mi. Cuanod pensaba Nastia y yo eramos las unicas que n teniamos pareja. La razon era sencilla, nos teniamos la una a la utra.
-Pues si, y mas te vale que me lo agradezcas de alguna manera si no quieres cargartela. Una buena manera es comprandome una camiseta que ponga Tokyo

- ¡¿Quéeeee?! - exclamé exageradamente.

Eso era chantaje. Era como si me estuviese diciendo indirectamente que a menos que le comprarse la camiseta, Nikolai se enteraría de mi marcha. La miré fijamente esperando que fuese una broma, pero la expresión de su rostro me hizo saber que hablaba en serio.

- Te parecerá bonito... aprovecharte de tu pobre hermanita pequeña - me quejé - Vayamos a por tu camiseta, pues.

-Si lo que te preocupa es que nuestro padre no se entere, vas mal por que ya lo sabe. Por eso estoy aqui por que a el no le apetecia mover su imperial persona hasta japon, por que ahora soy la recoge hermanas pequeñas ¿te gusta el nuevo titulo que me ha asignado?-dije medio en broma, jamas se me ocurriria burlarme en serio de mi padre de esa manera.- Ademas, lo de la camiseta era una simple escusa para alargar la estancia. Pero como veo que prefieres volver....-dije mierandola mientras encarnaba las cejas.

La cara de horror que se me puso en aquel momento resulta imposible de describir. Si el patriarca de los Romanov lo sabía, significaba que me esperaba una enorme regañina al regresar a Rumania. Negué efusivamente con la cabeza cuando insinuó que yo quería volver... ¡ni en broma! No había viajado hasta allí para luego irme sin haber hecho ni visto nada y encima sabiendo que la bienvenida que me diesen no iba a ser de lo mejor.

- ¡No, no, no! Vamos de paseo. De volver nada. - dije, agarrándole de una muñeca y tirando de ella para que se adentrase entre la multitud.

Lo que menos quería es que ella cambiase de idea y yo tuviese que regresar a Rumania lloriqueando.

Me deje llevar por ella cuando me cogio de la mano, practicamente tropece con mis propios pies por el estiron que me pego. Por fin, pude ponerme a su ritmo y zafgarme de ella.
-Lo que tu digas.-dije frotandome levemente la muñeca
Tokyo era bonito pero me parecia no se... ¿demasiado moderno? Todavia me sentia algo reacia a toda esta nueva tecnologia, me era imposible evitarlo. Me sentia fuera de lugar, odiaba eso.

Sonreí cuando, por una vez, me hizo caso. Ser la más pequeña de todas implicaba que supuestamente tenía que hacer todo lo que mis hermanas mayores me dijesen. Aún así, nunca me había gustado recibir órdenes y mucho menos obedecerlas.

- Qué pocos ánimos, hermanita. - dije antes de añadir un comentario - Yo siempre he pensando que Tokyo es el "Nueva York japonés".

Sentía cierta curiosidad por las grandes ciudades llenas de lucecitas y todas esas cosas. En mi época de nacimiento ni siquiera podía imaginarme algo así.

Me rei ante su comentario.
-Di lo que quieras. Tokyo me parece demasiado...-chasquee la lengua-¿Como decirlo...?-no sabia como expresar esto.
Demasiadas luces, demasiado artificial. Definitivamente no me gustaria vivir en un sitio como este. Lo tenia muy muy pero que muy claro.

- ¿Moderno para tus gustos simplistas y anticuados? - traté de completar su frase.

No entendía qué conflicto tenía con las cosas modernas. De todos modos, yo estaba dispuesta a investigar con tal de no tener que regresar demasiado pronto. Me puse a pensar en los lugares que pudiesen resultarle interesantes para mantenerle entretenida.

- Si quieres ir a un sitio viejo podemos ir a Asakusa para que veas el Templo de Kannon, que es de esos típicos templos antiguos asiáticos.